
Introducción
Abramos los ojos para ver; los oídos para oír y el corazón para sentir. “Para dirigir nuestros pensamientos hacia la contemplación de cosas elevadas se hace necesario un medio familiar cotidiano para dar una forma visible a lo que no tiene forma ; para hacer visible la que no se puede describir; para que podamos construir analogías comprensibles”.
“Icono” es una palabra griega que significa “imagen, representación”. En el icono la Iglesia no ve sólo un aspecto cualquiera de la enseñanza cristiana de la fe, sino la expresión del Cristianismo en su totalidad, la Ortodoxia como tal. Por ello, es imposible comprender o explicar el arte eclesiástico fuera de la Iglesia y Su vida.
En esencia, la Iglesia Ortodoxa ve en la encarnación del Hijo de Dios el fundamento para la veneración de los iconos, ya que los iconos elevan nuestro pensamiento de la imagen al prototipo.
La Iglesia Ortodoxa tiene un tesoro invaluable, no sólo en el ámbito de los oficios y las obras de los Santos Padres, sino también en el ámbito del arte eclesiástico. Como se sabe, la veneración de los santos iconos es muy importante en la Iglesia Ortodoxa, ya que el icono es algo más grande que una simple imagen . No es simplemente un adorno del templo o una ilustración de la Sagrada Escritura, sino que tiene una correspondencia total con ellas.
Es un objeto que entra orgánicamente en la vida de los oficios divinos. Con ello se explica el significado que la iglesia da al icono, es decir, no a cualquier representación en general, sino al icono canónico, aquella imagen específica que ella misma ha elevado en el transcurso de su historia, en la lucha contra el paganismo y las herejías; aquella imagen por la cual, en el periodo iconoclasta, pagó con la sangre de sus mártires y confesores de la fe.
La Iglesia Ortodoxa tiene un tesoro invaluable, no sólo en el ámbito de los oficios y las obras de los Santos Padres, sino también en el ámbito del arte eclesiástico. Como se sabe, la veneración de los santos iconos es muy importante en la Iglesia Ortodoxa, ya que el icono es algo más grande que una simple imagen . No es simplemente un adorno del templo o una ilustración de la Sagrada Escritura, sino que tiene una correspondencia total con ellas.
Es un objeto que entra orgánicamente en la vida de los oficios divinos. Con ello se explica el significado que la iglesia da al icono, es decir, no a cualquier representación en general, sino al icono canónico, aquella imagen específica que ella misma ha elevado en el transcurso de su historia, en la lucha contra el paganismo y las herejías; aquella imagen por la cual, en el periodo iconoclasta, pagó con la sangre de sus mártires y confesores de la fe.
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