La prosternación reverencial ante los Santos emana del hecho de que fueron ellos mismos honrados por Dios. Los iconos de los Santos testimonian este honor que les fue rendido por Dios, y de este modo nos incitan a nosotros a la imitación y a una fe semejante. San Basilio el Grande dice que "la reverencia de los iconos pasa al modelo". El honor que rendimos al icono, pasa a la persona representada y, finalmente, se remite a Dios.
"Siguiendo la doctrina, dictada por Dios, de nuestros Santos Padres y la tradición de la iglesia católica, pues la reconocemos como doctrina del Espíritu Santo que en ella habita, determinamos con toda exactitud y unanimidad que se pongan junto a la santa y vivificante Cruz también los venerables y sagrados iconos, elaborados con colores y teselas o cualquier otro material adecuado, en los sagrados templos de Dios, en los enseres y hábitos eclesiásticos, en las paredes y en las tablas, en las casas y en las calles, a saber, las imágenes del Señor y Dios y Salvador nuestro Jesucristo, de nuestra Inmaculada Señora, la Santa Madre de Dios, de los santos ángeles y de todos los santos y hombres venerables".
(VII Concilio Ecuménico)
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