
El arte del icono es testimonio de una perennidad no individual. La obra dedicada a la celebración de lo sagrado no ha podido nacer en una sola época ni con las investigaciones de una sola escuela, ni por la imaginación creadora de un artista, sino que ha ido surgiendo en el transcurso de largos siglos de trabajo ininterrumpido, pedagógico y mistérico, el icono obedece a cánones artísticos. El pensamiento ortodoxo ha enfatizado el papel y el deber de la imagen. La tradición iconográfica se inscribe en el corazón de este pensamiento: un lenguaje teológico pictórico constituye la base y el edificio interior de cada icono.
(Icono de la Santa Protección de la Madre de Dios.Monasterio de Bussy, Francia. perso.wanadoo.fr/monastere.bussy)
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